De tu primo el de Londres y lo que no se ve
- franov99
- 25 mar 2022
- 2 Min. de lectura

El trabajo del traductor, del revisor o del localizador se ve criticado y menospreciado con mucha frecuencia, alegando que este tipo de trabajos lo puede hacer cualquiera que sepa idiomas, como el típico primo que se fue a Londres dos semanas a estudiar inglés.
La realidad, no obstante, nos demuestra todo lo contrario. Ya no hablamos solo de la traducción automática o el traductor de Google, cuyos fallos son conocidos por todos. Hablamos de que una persona sin formación en traducción, localización o revisión no va a hacer una traducción de calidad por la que pagar un precio. Da igual que sea una serie, un videojuego, una página web o una aplicación. El resultado será un texto ilegible en un formato erróneo y con unas imágenes que, probablemente, no se puedan visualizar. Un desastre, vamos.
Y es que la parte del trabajo de traducción y localización que no se ve es tan importante como la que sí se ve en el resultado final. Porque un traductor, por suerte o por desgracia, no se limita solo a saber traducir e investigar sobre el tema del encargo. Detrás de cada traducción hay un mundo de programas informáticos de ajuste de texto y subtítulos, de edición de textos e imágenes, y de maquetación, que hay que saber manejar. Todo eso además de los lenguajes y códigos de programación, que se deben saber a la hora de traducir y localizar cualquier tipo de software o producto multimedia.
Lamentablemente, la gente solo piensa en la traducción per se a la hora de hablar del trabajo del traductor y no tienen en cuenta, desconocen, o quieren desconocer, el proceso que hay detrás de la misma. Y no, tu primo el de Londres no puede hacer todo este proceso por haber estudiado allí dos semanas.
¡Pienso lo mismo!